La ciudad de Ayacucho se caracteriza por su religiosidad, en la que la celebración de la Semana Santa es la expresión máxima del fervor colectivo. Llevar a cabo estas fiestas religiosas requiere de una organización exhaustiva en diversos aspectos. Uno de los elementos esenciales es el adorno de las andas y altares, labor a cargo del maestro cerero quien recibe el nombre de adornante. La cerería ayacuchana mantiene una larga y consistente tradición. La materia prima que utiliza es la parafina, con la cual se modela diferentes formas y figuras como velas, cirios, flores, hojas, choclos, palomas, ángeles, entre otros, que combinan con telas de tocuyo, maderas, recortes de papel metálicos, luces y flores. Los adornistas emplean todos estos elementos, pero son las velas y los cirios, de variados modelos, los que más destacan en su labor. La familia Camiña pertenece a una estirpe de adornistas de mucho prestigio cuyo trabajo trasciende las fronteras de la región Ayacucho pues ellos son requeridos también por los mayordomos a cargo de la célebre fiesta de la Virgen de Cocharcas, en Apurímac.
